Los azabacheros denuncian la «invasión» de mineral extranjero, sobre todo turco

L.N.E. – El sector se muestra escéptico ante el anuncio de que en marzo se reabrirá la mina de Oles (Villaviciosa) tras los sucesivos retrasos

Eliseo NicolásMariola MENÉNDEZ

Los azabacheros asturianos son escépticos ante la noticia de que en marzo comenzarán los trabajos de extracción en una mina en Oles (Villaviciosa). Desconfían porque temen que vuelvan a sucederse los «constantes retrasos» que han ido dilatando la reapertura del que será el único yacimiento de la Europa occidental. No obstante, aunque con cautela, manifiestan que se trata de una «buena noticia».

La carencia de materia prima ha sumido al sector en el pesimismo. El presidente de la Asociación de Azabacheros de Asturias, Eliseo Nicolás, se explica: «Esto ya pasó de gravedad hace tiempo. Es una tomadura de pelo, y si no hay una revuelta azabachera es porque no hay la suficiente unión».

La ausencia de lignito asturiano, considerado el de mayor calidad del mundo junto al inglés de Whitby, ya extinguido, está provocando una «invasión» en el mercado de mineral, principalmente de Turquía, que en «muchas ocasiones llega hasta manufacturado», denuncia Nicolás. Acusa al Gobierno regional de «no tener voluntad para controlarlo».

Otros países exportadores de azabache, inferior al de Oles, son Bielorrusia, Polonia, Rusia y China. Según evidencia Eliseo Nicolás, el verdadero problema radica en que «se está vendiendo como azabache asturiano y no lo es. Es un fraude al comprador». Por lo que critica al Principado de no haberse «preocupado en tramitar con urgencia» la reapertura del yacimiento y de haber dado prioridad a crear una denominación de origen, «que no es tan urgente», asegura el azabachero. Agrega que no es disculpa el que aún no se haya formalizado esta figura de protección para defender el azabache asturiano. «Casi no hay denominaciones de origen de minerales. El carbón no la tiene y se sanciona cuando se hace pasar por asturiano un carbón que no lo es».

Los artesanos llevan años sin disponer de material para trabajar, a pesar de la riqueza de la Marina maliayesa. La figura del considerado el último minero del azabache, el fallecido Tomás Noval, fue clave. Pero unos tres años antes de su fallecimiento en agosto de 2008 poco material era ya el que podía suministrar.

Otras fuentes del lignito asturiano fueron la venta de 30 kilos de «buena calidad» por parte de un artesano y el reparto a través de este colectivo, hace unos siete meses, de mineral procedente de una escombrera de Oles. «Y así vamos tirando», lamenta Eliseo Nicolás. La última mina de la región se cerró de forma oficial en 1923 en esta localidad.

Mientras, los artesanos se van arreglando como pueden. El propio Eliseo Nicolás, que es uno de los que se niega a trabajar material importado, prepara la que él mismo denomina «miniferia de Navidad». A partir de entonces y hasta marzo no le quedará más remedio que dedicarse a la talla de madera.

«No quiero trabajar con azabache de fuera y hacer un trabajo distinto al que me caracteriza (medallones, pendientes)», concluye mientras destaca la labor desarrollada por el concejal de Urbanismo, Rogelio Estrada, por la supervivencia del sector y esta apreciada piedra negra.

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